En cuanto a la incidencia, hasta el 25% de la población general según las diferentes estadísticas está afectada y un 4-5% de la población sufrirían cuadros severos de dicha enfermedad.
El diagnóstico se realiza mediante una prueba llamada polisomnografía que consiste en monitorizar mediante dispositivos especiales diversas variables durante el periodo de sueño.
Tratamiento para la apnea del sueño
En cuanto al tratamiento, el primer nivel de actuación consiste en perder peso –en caso de que este sea excesivo-, eliminar la ingesta de alcohol y tabaco así como evitar comidas copiosas antes del sueño.
El segundo nivel de actuación, suele ser el llamado CPAP (continuous positive airway pressure). Consiste en una máscara, conectada mediante unos tubos a una máquina que suministra de manera continua oxígeno con alta presión al paciente.
Los pacientes por lo general toleran muy mal el hecho de tener que estar conectados de por vida cada noche a una máscara incómoda y a una máquina que hace ruido.
También puede tratarse, después de un estudio de su indicación, con un dispositivo dental de resina rígida, parecido a un protector bucal deportivo, que recoloca la mandíbula en una posición avanzada contribuyendo a la apertura de la vía aérea.
Se ha demostrado clínicamente que estos dispositivos son realmente eficaces para eliminar los síntomas de la apnea del sueño en sus primeras fases suprimiendo también los ronquidos.
En último nivel de actuación para los casos más graves recurriremos a la cirugía ortognática. El avance de maxilar, mandíbula o ambos, permite aumentar notablemente el diámetro y el volumen de la vía aérea (la garganta), permitiendo que los pacientes puedan abandonar el uso del CPAP.